domingo, 28 de febrero de 2016

Amén





Señor, llena el vaso aciago
de la memoria
que no haya duda de lo que ayer fui,
que no falte el pan en la mesa
ni la risa de una mujer
en mi cama.


Señor, sacude el árbol de mi espíritu
para que puedan caer los frutos
de la fe,
que tu palabra sea hoy
esa misa de domingo.


Dame la paz de otros labios
y un cuerpo de mujer
para abrevar en ella tu gloria
y así, bendecir tu nombre
todas las noches.


Señor, acicala de espejismos
mi alma y aleja de mí
las nuevas cofradías
que piden venganza en tu nombre.


Y haré una oración todos los días
por las caricias y los besos,
que murieron en batalla.







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